miércoles, 12 de febrero de 2020




Intervención de Leonardo Barriga López en el Salón de Sesiones del I. Municipio de Latacunga, el 11 de febrero de 2020, en representación de la ACRQ, con oportunidad de las celebraciones del Bicentenario de Independencia.

La Asociación de Cotopaxenses Residentes en Quito y su par el Club Femenino Cotopaxi instituciones que perduran desde más de medio siglo, constituidas por damas y caballeros de varias ciudades de nuestra provincia, no han querido hallarse ausentes de esta celebración cívica y recordatoria. Si bien sus actividades se hallan en la capital no por ello olvidan a su tierra nutricia, a su capital Latacunga, ciudad de la que voluntariamente salimos de este noble terruño no sé si en busca del vellocino de oro o de nuestra propia vivencia. Del primero, como Jasón y su legendario periplo por el mundo conocido de aquella época podemos decir que no encontramos el oro de los ríos ni tampoco las zaleas de madera que se sumergían en la corriente de agua para buscar su riqueza, tampoco las pepitas de oro que bajaban desde placeres río arriba que se recogían en ellos los vellocinos.

Pero al contrario, encontramos nuestra propia vivencia estremecida y  nos forjamos en ella, en la dura ausencia de los años y en los dioses tutelares de la tierra que habíamos dejado atrás; atrás  en el mito del ojo de agua en Timbopogyo y en la recreación  de los ecos de la montaña que estremece los tiempos: el anciano Cotopaxi mirándonos siempre como si fuésemos niños o en la realidad de aquella Latacunga ayer señorial, recoleta y misteriosa.

Tal vez el recuerdo del rio de los años mozos, el Cutuchi límpido y pleno de peces bajando de la montaña nevada serpenteando la llanura o la memoria de la molienda olorosa convergiendo en los chiflones de la Casa de la Cultura de Cotopaxi, viejo molino centenario de la Virgen de Monserrat; el Grupo literario Galaxia cómplice en la literatura y el arte, eran una oración comprometida que lanza en ristre transformó para siempre los cánones de la cultura provincial, en reto que todavía persiste; remembranza de los amigos que ha viajado para siempre, que navegan en la barca de Caronte, recorren el rio Aqueronte con el óbolo de su pasaje. Nos esperan tranquilos en la última ausencia de nuestro destino.

        El Bicentenario de la Libertad se conmemora en varias ciudades de nuestro país. Es la celebración cívica que hizo posible la declaración de independencia del poder español. Así Guayaquil nos da la clarinada el 9 de octubre de 1820, al proclamarse libre del poder español siguiéndole varios movimientos  patrióticos en Cuenca, Latacunga, Riobamba, Ambato, Guaranda, Loja, Machachi, Alausí entre otras y cuya lucha culmina el 24 de mayo de 1822, con la Batalla de Pichincha.

        El golpe de Estado que se diera el 10 de agosto de 1809, se le ha considerado como el verdadero acto de independencia del país quiteño y también un ejemplo a seguir por varios naciones de Latinoamérica, movimientos que se efectuaron como pretexto en apoyo a Fernando VII, frente a la invasión francesa y la ocupación de España; sin embargo de este hecho histórico, que fuera en realidad, el propósito de los nobles quiteños, tomarse el poder que se hallaba en manos de las autoridades españolas que defendían sus intereses en nombre del Rey. Era un complot para liberarse de aquellas autoridades que les habían ignorado por su condición de americanos. El movimiento del 10 de agosto traería consecuencias fatales para los subversivos el 2 de agosto de 1810, con el asesinato de sus principales caudillos y de una importante población víctima de los excesos de las tropas españolas. Sin embargo el propósito inicial perduraría en el tiempo hasta la liberación total de la corona española.

La Primera República

En agosto de 1809, no se pensaba en la organización de una nueva entidad política, como país independiente, salvo el caso de la institucionalidad del Estado de Quito, con la Constitución de 1812 , bajo la Presidencia del Obispo Cuero y Caicedo, que tiene esencial  relevancia    para   el    Ecuador   actual,   como su   primera carta política y no la de 1830, que fundamenta el nombre del país con la designación en homenaje a una línea imaginaria, y que se establece bajo la égida de Flores, actor de una serie de desaguisados en su administración, en una nación en formación y que solo se afirmará como República años después.  Tras triunfos y derrotas el  Estado de Quito se resiste, sin embargo Montes y Sámano invaden la capital quiteña, los patriotas huyen hacia Ibarra. Lamentablemente serias divergencias entre Carlos Montúfar y Calderón minimizan la acción de los ejércitos patriotas, que son derrotados.

Latacunga y la campaña de 1812

La campaña de Mocha de 2 de setiembre  del citado año tiene resultados desfavorables para el ejército patriota; es derrotado por los realistas que acuden con fuerzas militares  del Perú, Panamá y Guayaquil. En Latacunga se disponen también órdenes de contribuir para la causa de la independencia, así se enlistan nuevos milicianos, se hacen contribuciones, la fábrica de pólvora abastece a los insurgentes mientras se elaboran municiones, hasta las campanas de las iglesias son fundidas, mientras los sacerdotes católicos desde sus templos llaman a la colaboración so pena de excomunión a los feligreses que no colaboren con la causa.

Montes arrecia en su avance, sus tropas llegan a Latacunga. Los latacungueños destruyen la fábrica de pólvora e impiden su avance. Más la fuerza de los realistas se impone. Las tropas españolas llegan a Quito en donde se traba batalla, triunfando estas el 8 de Noviembre de 1812.

Hay persecución en el Asiento de Tacunga. Angamarca, Sigchos, Isinlivi, Tigua y otros lejanos lugares acogen a los patriotas que fugan del acoso enemigo. Las fuerzas del ejército libertador avanzan desde Guayaquil.

Latacunga por la independencia

Corre el año de 1820. Se complotaba meses antes del pronunciamiento del 11 de Noviembre, en varios lugares; uno de los principales, se ha enunciado como centro de reunión de los conspiradores a las haciendas Tilipulito y Tilipulo de Manuel Mathéu y  Herrera, Marqués de Maenza. Se ataca a las tropas realistas acantonadas en el convento de Santo Domingo.  Previamente se había tratado de comprar a la tropa española, cuyo jefe el Sargento Miguel Morales habría aceptado, para luego rechazar las ofertas de dinero y enfrentar a los insurrectos. La guarnición realista es vencida, su comandante Morales muere de certero disparo. Calixto Pino, dirigiendo una columna de sesenta hombres se dirige a Ambato. Fernando Sáez de Viteri alista a los voluntarios. El ataque se produce el 12 de noviembre, intervienen ambateños y latacungueños. El patriota Tomas Bonilla, sacerdote franciscano, por orden de Aymerich, es decapitado. La lucha continúa con la marcha de tropas patriotas. En Latacunga, Ambato, Machachi y Alausí se ha declarado la independencia, no sin bajas por parte de milicianos patriotas. 

El 22 de noviembre se produce el combate de Huachi, en donde se combate a muerte. Los patriotas son vencidos, quedando en el campo 800 muertos y 500 prisioneros. Cien hombres de Pujilí, liderados por Fernando Sáenz de Viteri, (héroes anónimos por la libertad), mueren en el combate; los sobrevivientes de Huachi huyen, entre ellos Sáenz de Viteri, la mayoría de ellos convergen a Guayaquil.  Toribio Montes se dirige a Quito, en Latacunga Manuel Mathéu y Herrera, Marques de Maenza, dirigiendo una partida de hombres a caballo no lo deja avanzar, deteniendo el avance de los fidelistas por cerca de treinta días. Se inicia una serie de atropellos en contra de los patriotas, muchos son torturados o fusilados en todo el territorio de la Presidencia de Quito. La lucha continuará mientras se avizora ya una plena independencia el año de 1822. Sucre vencerá en Pichincha el 24 de mayo en la batalla final por la libertad.

Nombres que registra la historia en su actividad libertaria en Latacunga y Ambato: Fernando Sáenz de Viteri, Ramón Páez Iturralde, Calixto Pino, Lizardo Ruiz, Juan José Linares, Feliciano Checa, Felipe Barba, Xavier Saona, Benigno Molineros, Juan Arellano, Cipriano Herrera, José Tinajero, Jacinto Romero, Pantaleón Cevallos, Mariano Vela, Miguel Iturralde y Sánchez, Mariano Páez, Vicente Quevedo, Pedro León de Berrazueta, Francisco Cevallos, Pedro Barba, Mariano Jácome, Lázaro Cuvi, Juan Rodríguez, Luis Anda, Pedro Páez, Antonio Cevallos de Calixto, Manuel Iturralde Vidaurreta, María Rosa Vela , Baltazara Terán, Manuel Mathéu, Jorge Ricaurte, Feliciano Checa, Lizardo Ruiz Villacreses, Antonio Tapia, Francisco Salazar, José María Alvear, Josefa Calisto, María Rosa Vela de Páez, Josefa Herrera de Maenza, Manuela Iturralde de Vidaurreta, Antonia Vela y Bustamante, Mariana de la Riva, Miguel Baca, Francisco Flor, Vicente Viteri Lomas, Luis Pérez de Anda, Mariano Jácome. Francisco Flor, destacado ambateño que ayuda generosamente a la revolución novembrina de Latacunga y Ambato, con dineros y su presencia en la actividad subversiva. También las comunidades de Santo Domingo, San Agustín, San Francisco, La Merced, se habían comprometido con el golpe, además de otros patriotas cuyos nombres no se han registrado; son del pueblo, indios y negros esclavos, que combaten en los dos bandos, que no saben por quién luchan, seres ignorados en la historia, desconocidos en la lucha por la libertad.

San Vicente Mártir de Latacunga

Al rememorar los doscientos años de la insurrección latacungueña y su provincia, no podemos olvidar nuestros ancestros, nuestros orígenes de la conquista y la colonia que se iniciaba en estas tierras; de sus primeros pobladores, en su mayoría indígenas y de unos pocos españoles que se establecerían en el Tambo de Tacunga, luego declarado Asiento y luego Villa; de sus ancestros religiosos y su advocación de San Vicente Mártir, que ha estado ausente de nuestras celebraciones religiosas y que hoy la ACRQ hace memoria, con la entrega de un magnifico óleo a este Ilustre Ayuntamiento, por intermedio del señor Alcalde, obra que cobra vida gracias al pincel maestro de Nelson Román, pintor latacungueño, que ha superado los linderos patrios y que cual Cid Campeador defiende nuestro patrimonio urbanístico, tarea en la cual le acompañamos.
San Vicente Mártir de Latacunga, es la designación con la que se la conoce a nuestra ciudad desde inicios de su vida colonial, en homenaje al santo español San Vicente, quien nació en Huesca, España e ingreso a la vida conventual en la segunda mitad del siglo III en Zaragoza, y que fuera atormentado y muerto a principios del s. IV. En su vida sacerdotal se distinguió  como diácono al servicio de dicha diócesis entre los años 270 al 284. Posteriormente en el año 303 existe persecución al cristianismo en el reinado de los emperadores romanos Diocleciano y Maximiano. A España es designado el Prefecto Daciano, quien toma presos al Obispo Valerio y al diacono Vicente. El Obispo es desterrado  mientras al diacono Vicente se le tortura en la forma inhumana para que reniegue de su religión: potro, garfios, tenazas y fuego; muere en prisión. A raíz de su fallecimiento se rinde culto al mártir Vicente como santo de la iglesia cristiana en varias ciudades de Europa, en especial en Roma medieval. Se celebra su fiesta el 22 de enero, aniversario de su sacrificio, siendo honrado especialmente en Huesca, Zaragoza, en Salona, Sagunto y Tolosa. Reliquias suyas se veneran en Carmona (Sevilla) y en algunas ciudades de África. Existen actas de su martirio, un himno del poeta español Aurelio Prudencio (Peristephanon, V), y seis sermones panegíricos de S. Agustín, que se refieren al mártir, entre otros documentos cristianos.

En Tacunga, se designa con el nombre de San Vicente Mártir a la primera iglesia fundada por la orden franciscana, en 1580, de acuerdo con rigurosa investigación efectuada por Piedad y Alfredo Costales en el Archivo Nacional de Historia, a quienes acompañamos. Así, se prueba que en  abril de 1580, fray Juan Toro, Ministro Provincial de Quito, daba licencia y facultad a Gerónimo Reynoso, el viejo, quien entre 1590 a 1593, fuera Corregidor y Justicia Mayor de Guayaquil, Puerto Viejo y sus pueblos y Capitán General de ellas y seis vecinos asentados en aquel sitio para que “edificase una capilla en honor a San Vicente Mártir dentro  del convento de Latacunga de los franciscanos para que Gerónimo Reinoso lo haga a su propio costo”. Tres años después, fray Luis Martínez, Ministro Provincial de los frailes menores “hacía gracia y donación de la dicha capilla y sitio a los dichos vecinos españoles estantes y habitantes en el dicho asiento y pueblo de Latacunga”. (ANH/PQ: Ibídem, fol. 5v). La mencionada donación  estaba ubicada “frente de la puerta que sale del claustro la cual dicha capilla está junto al Altar Mayor que se hizo fuera de la capilla Mayor”. (ANH/PQ: Ibídem). Para entonces el Asiento tenía convento e iglesia de franciscanos y en ella se organizó y edificó la capilla y cofradía indicada”. (Piedad y Alfredo Costales, 1983, 13,14).

Dichos historiadores concluyen que el Asiento de Tacunga tuvo su inicial formación entre 1570- 1573, año en el cual el Oidor licenciado Francisco Cárdenas, por disposición del Virrey Toledo visitara Tacunga con la finalidad de reducir a los indios a pueblos y a los blancos a asientos. Las reducciones de indígenas se hacen en los pueblos de San Sebastián, San Felipe, Saquisilí, Pujilli, Sigchos, Patután, Tigualó y otros; a Tacunga se designa un cura de almas para el cuidado espiritual de los pobladores. Consideran Piedad y Alfredo Costales que la “fundación” de Tacunga, como asiento, se la efectuó sin ninguna acta legal que la valide, por el licenciado Francisco Cárdenas, durante el corregimiento del capitán Pedro de Cid y con la ayuda del mantaya don Diego Quishpe, Alcalde Mayor de los naturales, anotando como fecha 1573, año que corresponde a las reducciones de pueblos hechas por el visitador Licenciado Cárdenas. La tarea era juntar blancos dispersos e indios de servicio que habían estado también desperdigados en territorios de dicho Tambo. Cuando se iniciara la reducción de indígenas tuvo papel protagónico, entre otros sacerdotes, al padre franciscano Juan Paz Maldonado, (autor de la Relación Geográfica del Pueblo de San Andrés de  Xunxi). Posteriormente como se ha dicho los sacerdotes franciscanos establecen definitivamente la capellanía de San Vicente Mártir “que vendría a ser la consolidación de la vida jurídica de la actual ciudad de Latacunga”.

¿Cuáles son los religiosos de San Francisco en la época de establecimiento de la Capilla de San Vicente Mártir?. Posiblemente alguno de ellos era natural de Huesca en España.

Piedad y Alfredo Costales, en la obra mencionada citan los siguientes:
Fray Juan Paz Maldonado (Primer doctrinero)
Fray Antonio Maldonado (Guardián del convento)
Fray Martín Narea (Doctrinero de Alaquez)
Fray Andrés Cancino (Beneficiario de Angamarca)
Fray Juan Farfán (Conventual de Latacunga)
Fray Alonso Saavedra (Vicario de Saquisilí)
Fray Francisco de la Concepción (Conventual de Latacunga)
Lic. Francisco González Calderón (Presbítero)
Lic. Alonso Medina (Presbítero).

Dicha advocación centenaria con el nombre de San Vicente Mártir, junto a su nombre de Tacunga se le empieza a designar a la urbe por los sacerdotes católicos avecindados en la misma, que se difunde a nivel de los territorios de la Real Audiencia de Quito y que coincide con el establecimiento de los vecinos que se había congregado en el Asiento y que hoy es parte de su presencia en el concierto nacional y que corresponde a aquella manera de nominar a las nuevas urbes en la época de la conquista con la designación de santos del calendario católico: San Francisco de Quito,  Santiago de Guayaquil, Santa Ana de los cuatro de Ríos de Cuenca, Santo Domingo de los Tsáchilas, San Juan Bautista de Ambato, Inmaculada Concepción de Loja, San Gregorio de Portoviejo, Santa Rita de Babahoyo, etc.

Bibliografía
(Tomado del libro inédito  de Leonardo Barriga López:  Historias de Tacunga y su provincia ).
Barriga López Leonardo, Quito por la Independencia, Academia Nacional del Historia, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2015.
Costales, Piedad y Alfredo s, Poblamiento y fundación de Latacunga, Publicación auspiciada por el I. Municipio de Latacunga, 1983.
García Villada, Historia Eclesiástica de España, I, Madrid 1929, 279-281; M. DE MAILÚ, Vincent d'Agen et Vincent de Saragosse, París 1949; L. DE LACGER, St. Vincent de Saragosse, «Rev. d'histoire de l'Èglise de France» 13 (1927), 307-59; T. MORAL, Vincenzo di Saragozza, en Bibl. Sanct. 12,1149-55. Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991. Páginas consultadas: 30.491.636
Mendoza Ruiz, F. Passio Sancti Vincentii levitae, ed. D. Ruiz Bueno, en Actas de los Mártires, BAC, Madrid 1962, 995-1017; I. BAUDOT, Dictionnaire d'hagiographie, París 1925, 646; z.

miércoles, 18 de julio de 2018

Datos del escritor Leonardo Barriga López





DATOS DEL ESCRITOR LEONARDO BARRIGA LÓPEZ

Jorge Leonardo Barriga López, escritor Nacido en Salcedo, Provincia de Cotopaxi, Ecuador, el 17 de junio de 1936. Hijo de Jorge Barriga León y de Dolores América López Suárez. Abogado, doctor en derecho y ciencias políticas con estudios de postgrado en Derecho Internacional Económico y Derecho Ambiental (Maestría). “Sus actividades culturales y periodísticas son múltiples, pertenece a esa generación orientadora a través de sus artículos publicados en periódicos y centros de cultura nacionales y extranjeros aplicables a las innovaciones de varios géneros literarios y ensayísticos de original enriquecimiento y denuncia”. 1

Estudios y actividades académicas

Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de Latacunga y universitarios en Bogotá (Universidad de los Andes) y en San Sebastián, España, (Universidad del País Vasco); además de cursos de capacitación profesional sobre Derecho de la Integración en Roma, Bruselas, Luxemburgo (Societá Italiana per L’Organizzacione Internazionale, Instituto Di Studi Dell’ Attualitá Latinoamericana. Roma) e INTAL sobre la misma materia en Caracas y Buenos Aires. Historia del Arte en la Universidad Nuestra Señora del Rosario, Bogotá.
Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de Historia, de la de la Casa de Cultura Ecuatoriana, de la Confraternidad Bolivariana de América, de la Academia Di Pontzen de Nápoles, de los Grupos literarios "Galaxia" y "Caminos”, del Centro Poético Colombiano, del Instituto Ecuatoriano Argentino y otras instituciones culturales del país y del exterior. 2.

Diplomacia y Cátedra

Funcionario de carrera del Servicio Exterior Ecuatoriano en las Embajadas de Colombia, Argentina y Venezuela y Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador.
Ha sido docente de varias universidades del Ecuador y del extranjero: Profesor principal de la Universidad Central del Ecuador, Director del Instituto de Postgrado en Ciencias Internacionales del mismo centro de estudios; docente en las Universidades Andina Simón Bolívar, San Francisco de Quito, Universidad de las Américas e Internacional, en la ciudad de Quito. Academia de Guerra del Ejército, en la cátedra Historia de las Relaciones Internacionales. Profesor visitante por invitación de varias universidades del país y del exterior, en especial de Argentina, Colombia, Venezuela y Bolivia.  3.

Actividades culturales y periodísticas

Jefe de Información y Redacción del “Diario de Cotopaxi”, Latacunga, 1959; Director del Semanario “Barricada”, Latacunga, 1960; Miembro Fundador del Grupo Literario “Galaxia”, 1962; Corresponsal del Diario “El Telégrafo”, Guayaquil, 1963;  Director del Grupo Literario “Galaxia”, de 1963 a 1966;  Presidente de la Asociación de Escritores y artistas Jóvenes  del Ecuador, 1964;  Director de la Revista “Gaceta Municipal”, de 1962 a 1966; Representante de Educación Secundaria a la Unión Nacional de Educadores de Cotopaxi, de 1970 a 1972; Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Cotopaxi, de 1966 a 1972; Director de la Revista de Literatura “Letras de Cotopaxi”;  Co-Director del Diario “La Gaceta”, Latacunga; Miembro del Grupo Literario “Caminos”; Director de la Revista “Voces”, Latacunga;  Director del Departamento de Educación y Cultura Municipal, Latacunga, 1970 a 1972; Presidente Honorario de la Cámara del Libro Ecuatoriano, Quito, 1971; Miembro de la Unión Nacional de Periodistas, Núcleo de Cotopaxi, miembro de la Academia Di Pontzen de Nápoles, de los Grupos Literarios "Galaxia" y "Caminos", del Centro Poético Colombiano, del Instituto Argentino-Ecuatoriano; Miembro fundador y Director Ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Estudios para las Relaciones Internacionales.4.


Ha dictado conferencias y seminarios sobre temas de Derecho Internacional, literatura, sociología, medio ambiente y arte en Ecuador, Colombia, Uruguay, Argentina, Bolivia y Venezuela. Participación en el Primer Encuentro Internacional de Escritores, Buenos Aires, 1985. Ha dirigido varias publicaciones jurídicas, literarias, económicas y de relaciones internacionales; Crítico de literatura y arte.
Ha dictado conferencias y seminarios sobre temas de Historia, Derecho, Derecho Internacional, Literatura, Sociología y Arte en Ecuador, Colombia, Uruguay, Argentina, Bolivia y Venezuela.  

Publicación de artículos.- Sus crónicas se han publicado en: “El Comercio”, de Quito; “El Universo”, de Guayaquil; diario “Hoy” de Quito; “El Mercurio”, de Cuenca; “El Telégrafo”, de Guayaquil; “La Opinión”, de Los Ángeles; “Letras del Ecuador”, de Quito; “Letras de Cotopaxi”, de Latacunga; “El Tiempo”, “El Espectador”, “La República”, “El Siglo”, de Bogotá; “LA Patria”, de Manizales; “La Gaceta”, de Latacunga; Vanguardia Liberal”, de Bucaramanga, Visión Internacional y otros diarios y revistas. Ha escrito innumerables prólogos, dictado conferencias en instituciones educacionales y culturales del Ecuador, Colombia, Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela, Italia, Polonia, España. Acuerdos y condecoraciones nacionales e internacionales. 5.

Varios comentarios a sus obras publicadas

Ha escrito estudios históricos, poesía, relato, ensayo en varios libros comentados favorablemente por la crítica nacional e internacional. Entre las opiniones mencionadas destacamos las correspondientes a Jorge Icaza, German Arciniegas, Alejandro Carrión Aguirre, Víctor Alba, Nelson Estupiñán Bass, Adolfo C. Martínez y Jorge Núñez Sánchez.

“Leí su libro. Su obra inicial, es valiosa, su poesía, sus relatos. Tigasig y Llacta-Runa me motivaron y entristecieron. Usted escribe con castigado estilo, literariamente está bien elaborado, con mucha fuerza, denuncia aquella condición subhumana de nuestro indio que no ha mejorado años desde mi “Huasipungo” y creo que continuará en el futuro, no sé hasta cuándo. En su libro la narrativa se junta con su poesía y logra una obra de creación que enternece y subleva. Usted arremete contra el sistema del que todos hacemos parte y del que somos cómplices y lo hace con acerada pluma. Su voz crítica se alza en una obra que todos deberíamos leerla. Mi enhorabuena por la literatura de mi país que se nutre, cosa curiosa, de las adversidades y que trata de mitigar el infortunio y la desesperanza. Y es el caso suyo, con expectativas de denuncia, redención y rebeldía. 6.

“Usted es un creador impenitente, no descansa; así lo conocí en Bogotá cuando desempeñaba similares funciones que en Buenos Aires, en su Embajada. Allí me obsequio aquel libro de libros, el Diccionario de la Literatura Ecuatoriana, escrito juntamente con su hermano Franklin, obra que resume trabajo y esfuerzo extraordinario, que permite conocer al Ecuador y su cultura literaria, nación a la que quiero y admiro, a sus gentes nobles y trabajadoras. Permítame decirle que dicho libro es un ejemplo de lo que se puede hacer en un país para la difusión de sus valores literarios. Enhorabuena por esa iniciativa digna de imitación”. 7.  

“Leonardo Barriga ha ido por todos los campos literarios: poesía, cuento, ensayo y ha producido dos libros referenciales de primera clase: el Diccionario de la Literatura Ecuatoriana y la última Antología de nuestra poesía.  Además, se ha dejado tentar por la novela y acaba de hacer, en Buenos Aires, la segunda edición de “Su verdadera historia: Moisés Izza”, una historia singular, conforme la califica la editorial bonaerense.  Es, en realidad, una historia singular, en especial por la forma en que se halla contada… Ha hecho bien Leonardo Barriga en dejarse tentar: en realidad la tentación es lo mejor de la vida, tanto para resistirla como para ceder a ella: es siempre fecunda, como en este caso: el escritor cedió a la tentación de la novela y dio una obra que se lee con placer y que trasunta verdad y belleza por todos sus poros…”. 8.

Y espero que lo que Barriga López expone, con esa pasión que da la capacidad de indignarse, y que es una de las formas más auténticas del arte, ayude al lector, a la vez, a conservar la fe en el hombre, a indignarse por lo que el hombre hace y a dsear encontrar  maneras de impedir que las cosas sigan como Barriga López en “Llacta Runa”, un libro sin duda trascendental para Ecuador y Latinoamérica. 9.
“Este es el camino de la responsabilidad y del valor.  Usted lo ha tomado y tengo la seguridad de que avanzará gallardo por él, dándole mayor altura a su mensaje: sus relatos de ahora permiten divisar a un gran relatista de largo metraje.  Lo felicito muy de veras por su libro, de manera especial por “Tigasig” y “La tierra ajena”, que me parecen magníficos logros, que deben haberle dejado plenamente satisfecho, y que hablan elocuentemente de la buena calidad de nuestra joven literatura, cuando se nutre a cabalidad de nuestra propia sustancia, cuando se desenvuelve apasionada en torno a este eje de la propia ecuatorianidad. . .” 10.

Poeta, ensayista, profesor universitario y diplomático, Leonardo Barriga López, nacido en Ecuador, trazó en esta novela una atenta, descarnada y poética pintura de un país imaginario en el que Moisés Izza, un ser anónimo y cálido, se ve absorbido por su fracaso de integrar una masa amorfa de incierto futuro.  No obstante buscará la forma de convertirse en un trepador que no perdona ni busca perdón.  Sin duda atento seguidor de los baluartes del realismo mágico hispanoamericano, Barriga López supo crear aquí el exacto clima en el que se desenvuelve la trayectoria de Moisés Izza que, como un calidoscopio, avanza y retrocede en el tiempo y refleja un mundo angustiante en el que se entrelazan el pasado y el presente como una forma de describir el camino que, entre interrogantes y contradicciones, configura el símbolo de la indecisión y el personalismo.  La narrativa ecuatoriana, rica en en nombres de probado talento –Jorge Icaza y Alfredo Pareja Diezcanseco, entre ellos-suma ahora el de Leonardo Barriga López, un escritor que bucea en su propia realidad para ofrecer las tristezas, las dudas y la melancolía de un personaje que, producto de su pueblo, serpentea su existencia al compás de las propias vacilaciones que le ofrece su país.  Sumergirse en esta historia de pasión y de vergüenza, pero también de amor y de esperanza, es acercarse a la realidad de un continente que busca desesperadamente su propio destino. (214 páginas). 11.

“…Pero, además de su espíritu crítico y revisionista, este libro (Quito por la Independencia),  tiene otros méritos que acrecientan su valor y que me permito señalar al menos. El primero es la abundante información documental que trae aparejada al discurso central, que ilustra las apreciaciones del autor y también nos permite elaborar nuestras propias apreciaciones; con este recurso, Barriga nos mete de lleno en los acontecimientos y nos invita a elaborar una lectura propia. El segundo es la visión histórica de largo plazo y amplio espectro que ensaya para entender los acontecimientos de la independencia, comenzando por un análisis de esa "cultura de rebeldía" que acunó tempranamente en Quito frente al poder metropolitano, siguiendo por un estudio total del proceso emancipador hasta su culminación y agregando miradas paralelas a los acontecimientos que se desarrollaban en el resto del continente. Y el tercer mérito es su referencia a un personaje olvidado de nuestra emancipación: don Antonio de Villavicencio, el quiteño que fuera designado Comisionado Regio para el Nuevo Reino de Granada, al mismo tiempo que su paisano y amigo Carlos Montúfar lo era para la Audiencia de Quito. Al igual que Montúfar, Villavicencio terminó por adherir a la causa patriota y murió peleando por ella en la actual Colombia, donde la capital de Departamento del Meta lleva como nombre el apellido de este prócer quiteño”. 12

Obras publicadas:

·         Paginas (poesía),1.964;
·         Llactaruna (relatos), 1.965;
·         Las raíces del viento (poesía), 1.968;
·         Valores Humanos de Cotopaxi (ensayo), 1.969;
·         Acción de gracias (poesía), 1.971;
·         Diccionario de la literatura ecuatoriana, 1.973- 1.980;
·         Canto final (poesía), 1.975;
·         Bajo el pabellón de Colombia (ensayo), 1.975;
·         Higar (relatos), 1.977
·         Trigésima novena sinfonía incidental en re mayor para dos segundos violines y clavicordio (poesía) ,1.980;
·         Las empresas trasnacionales y el pacto andino, 1.980;
·         Crítica y antología de la poesía ecuatoriana, 1.981;
·         Moisés Izza, su verdadera historia (novela), 1.981-1.988;
·         Tercer mundo, monologo norte-sur y deuda externa 1.987;
·         Ecuador y su arte, 1987.
·         Poesía, 1988.
·         Compendio, Relaciones económicas y organización internacional, 2000.
·         Compendio, integración y mercados económicos, 2001.
·         Latacunga y la mama negra, (Editor), 2005.
·         Crónicas y ficciones (ensayo), 2008.
·         Quito, por la independencia, 2016

Fuentes:
                       
1.    Rivera Oswaldo, Escritores de Cotopaxi, CCE-Núcleo de Cotopaxi, Latacunga, 2008.

2.    Barriga López Franklin, Diccionario de la literatura ecuatoriana, CCE, Guayaquil, 1980.
3.    Rubén Astudillo, Antología poética ecuatoriana, Editora Ecualatina, Quito, 1982
4.    Crónicas y Ficciones, Ediciones Amauta, Quito, 1980.
5.    Germán Espinosa, Trigésima sinfonía incidental, Centro Colombo- Americano, Bogotá, 1980.
6.    Jorge Icaza, Quito, 1972, Crónicas y Ficciones, Ediciones Amauta, Quito, 1980.
7.    Germán Arciniegas”. Bogotá, 1985. Crónicas y Ficciones, Ediciones Amauta, Quito, 1980.
8.    Alejandro Carrión Aguirre, Quito, 1989. Diario El Comercio, Quito
9.    Víctor Alba, Revista de Ciencias Sociales, Panoramas, México D.F. 1965.
10.  Nelson Estupiñán Bass, Esmeraldas, 1966 Crónicas y Ficciones, Ediciones Amauta, Quito, 1980.
11.  Adolfo C. Martínez, La Nación,  Buenos Aires, 4 de junio de 1989.
12.  Jorge Núñez Sánchez, “Quito, por la Independencia, Quito”, 2016.







sábado, 28 de mayo de 2016

Presentación libro Quito por la Independencia

PRESENTACIÓN DEL LIBRO QUITO POR LA INDEPENDENCIADE LEONARDO BARRIGA LÓPEZ

BOLETÍN  QUINCENAN° 05 DE LA ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
 9 de marzo del 2016


El Dr. Jorge Núñez Sánchez, en la apertura del evento, planteó: Este acto tiene una singular  importancia, cual es la presentación pública de este libro de Leonardo Barriga López titulado  “QUITO POR LA INDEPENDENCIA, obra de madurez de un intelectual reputado desde su juventud, que dedicara gran parte de su vida al servicio diplomático del Ecuador y a la educación  superior en el nivel de postgrado, y que ahora nos regala el sazonado fruto de un trabajo de investigación de muchos años.

Rememoró los recuerdos sobre los inicios de esa gran amistad: Conozco a Leonardo Barriga desde hace muchos años y exactamente desde que, a fines de los años sesentas sigloventinos,  partici con él y su hermano Franklin en la Asociación de Escritores y Artistas venes del Ecuador (AEAJE), de la que ellos fueron grandes animadores, y asistí poco después, en 1973, al memorable lanzamiento de su obra conjunta Diccionario de la Literatura Ecuatoriana, que mar un hito en el conocimiento de las letras nacionales. De ahí proviene la alegría que me ha provocado la lectura de este libro, que se suma a la anterior obra intelectual de tan admirado amigo.

Y agregó: Pero mi emoción intelectual ha sido motivada por  el  libro mismo, que se enmarca en el esfuerzo de comprensión historiográfica que ha emprendido nuestra Academia Nacional de Historia, como parte de su remozamiento vital. Y es que la tarea del historiador debe ir  más  allá  de  citar  unafechas  simbólicas  y  unos personajes epónimos, para enfocarse en la explicación de los hechos y la comprensión de los fenómenos.

Encuentrque  el  esfuerzo  revisionista  de  Leonardo Barriga va a ser muy enriquecedor para nuestra historia, tan llena de falsos héroes, de gentes de ocasión y hasta de  personajes dignos de la picaresca y es que en la historiografía,   al igual que en la vida real, han predominado       y          pervivido        finalmente       las gentes poderosas, sobre todo aquellas que dejaron una familia importante, cuyos miembros se encargaron de elevar a los  altares  de  la  nación  a  su respectivo  antepasado, aunque se trate a veces de una figura deleznable, que no resiste el análisis de un estudio serio y documentado”.


Analizó las características de lo que la historiografía denomina revisionismo histórico, porque  buena parte de su preocupación esta enfilada a revisar, cuestionar y rebatir documentadamente viejas o antojadizas interpretaciones de la historia nacional. Y lo que lo coloca por encima de otros esfuerzos similares es, sin duda, la seriedad de los argumentos del historiador,  que no se limita a dar opiniones contrarias a las existentes, sino que respalda esas opiniones y esos planteamientos cuestionadores en documentos y fuentes históricas poco conocidas, que él ha encontrado en archivos ecuatorianos y extranjeros. Esto me lleva a recordar a Fernand Braudel, quien afirmó que historiador no es el que sabe, sino el que investiga.